No voy a ser yo el que califique a Toronto como una ciudad apasionante desde el punto de vista del turista. No obstante, es una metrópolis multicultural, llena de vida y cerca de un lugar tan mítico como las Cataratas del Niágara -aproximadamente a una hora y media de distancia en autobús-.
Sin embargo, Toronto compensa la escasez de edificios históricos o paisajes naturales con un sensacional paisaje multicultural y una animada vida urbana que serán la parte más interesante de la visita a la ciudad.
Una ciudad multicultural
Toronto es la ciudad multicultural por excelencia. La leyenda urbana -estadísticas que todo el mundo cita, pero que nadie es capaz de mencionar su procedencia- indica que más de la mitad de sus residentes no han nacido en Canadá y gran parte de la ciudad está formada por un conglomerado de barrios residenciales en los que se han establecido las diferentes comunidades, con sus correspondientes negocios, restaurantes y formas de vida. En un paseo de pocos kilómetros podemos ir del barrio griego al portugués, pasando por Chinatown, Little Italy o el barrio coreano. Toronto es un pequeño mundo en sí misma que nos ofrece una gran riqueza cultural, idiomática y gastronómica en una sola ciudad.
La ciudad más importante de Canadá
Toronto es también la ciudad más importante de Canadá -tanto por población, como por su papel de centro económico y financiero y nudo de comunicaciones-, aunque la capital del país es la vecina Ottawa. Sin embargo, sí es la capital y la ciudad de referencia de la región de Ontario. En la ciudad viven alrededor de tres millones de personas, cantidad que supera los seis millones si tenemos en cuenta toda su área metropolitana.
Está situada a orillas del Lago Ontario, lo que le da cierta impresión de ciudad volcada al agua, aun estando a cientos de kilómetros del mar. Su clima es riguroso, pero soportable: con inviernos fríos y veranos sorprendentemente calurosos y húmedos. Entre sus principales ventajas está su carácter cosmopolita, su animada vida urbana y cultural y sus oportunidades laborales, mientras que la carestía de la vida y las enormes distancias suelen ser dos de sus principales contras.
El Downtown de Toronto
La ciudad de Toronto responde bastante bien al prototipo de ciudad norteamericana: un centro comercial y de negocios –Downtown– de extensión limitada, copado de rascacielos y grandes edificios de estética moderna y fachadas acristaladas y, a su alrededor, kilómetros y kilómetros de zonas residenciales, pequeños barrios tranquilos con algunas avenidas principales en torno a las que se agrupan pequeñas calles de casas bajas -muchas de ellas viviendas unifamiliares con su porche y su jardín- y vida muy tranquila.
El Downtown tiene también sus pequeñas divisiones y tiene la Yonge Street como arteria principal que lo atraviesa de norte a sur. En su parte sur nos encontramos con la estación de ferrocarril Union Station y con las vías del tren que ponen el límite entre el centro y el área de Waterfront, a orillas del lago. El área de negocios de la ciudad -el Financial District- se encuentra justo al norte de la estación y tiene como grandes exponentes los rascacielos de los grandes bancos en calles como Bay, York, King, Queen o Yonge.
Yonge Street tuvo durante mucho tiempo el récord de ser la calle más larga del mundo con más de mil kilómetros de longitud, pero no se contaba con la “trampa” de incluir dentro de esta cifra su prolongación hacia el norte y el recorrido posterior de esta carretera por la región de Ontario. A nosotros, con reconocerla como la calle más célebre de Toronto, nos basta. Yonge atraviesa la ciudad de sur a norte y es el punto de referencia del Downtown. Marca, también, la línea que divide la separación entre el este y el oeste en el nombre de las enormes calles perpendiculares.
En su parte sur recorre la zona de negocios para, sin solución de continuidad, convertirse en el eje comercial principal de la ciudad y albergar el gigantesco centro comercial Eaton Centre y abrirse a la ciudad en Dundas Square, una de las imágenes por excelencia de Toronto. Prolonga su recorrido hacia el norte, atravesando el barrio gay y marca el punto final del Downtown en su cruce con Bloor Street, en la elitista zona del Annex.
Múltiples alternativas de ocio
El Downtown es también una de las grandes referencias del ocio nocturno de Toronto. Al oeste de la University Avenue, donde se concentran buena parte de los edificios administrativos de la ciudad y la región de Ontario, nos encontramos con el Entertainment District -la zona por excelencia de teatros, salas de conciertos y restaurantes del centro- y los principales clubes nocturnos de la ciudad en King Street, los más elegantes, y en Queen Street, donde comparten espacio los locales más alternativos y muchos pubs tradicionales.
Allí se sitúan también los dos principales recintos deportivos de la ciudad: el Air Canada Centre, sede de los equipos profesionales de hockey sobre hielo -Maple Leafs- y baloncesto -Raptors- y el Rogers Centre, donde juegan los equipos de béisbol -Blue Jays- y fútbol canadiense -Argonauts-; así como el mirador de la CN Tower, posiblemente el principal emblema del paisaje de la ciudad.
El propio skyline de la ciudad es especialmente bonito para los amantes de los edificios modernos y desde muchas zonas de la ciudad se pueden contemplar vistas fantásticas del centro. La opción de la CN Tower es la mejor para ver Toronto desde las alturas, pero las vistas del centro de la ciudad desde la base de la torre o Waterfront son también estéticamente bellas, así como las que se disfrutan desde algunas zonas verdes como las islas del Lago Ontario o el parque de Broadview.
El Lago Ontario y las Islas
La orilla del lago Ontario más cercana al Downtown también nos ofrece lugares muy agradables para pasear. En ella podremos tomar también los barcos a las islas del lago o disfrutar de alguna de las actividades culturales que se organizan en ella. A medida que nos alejamos del centro, podremos disfrutar incluso de playas como las de Woodbine.
Las Toronto Islands merecen una mención aparte, ya que son todo un remanso de tranquilidad y paz frente a la agitación del centro de la ciudad. Están situadas frente al centro de la ciudad y se llega a ellas en unos pequeños barcos de línea con bastante frecuencia de salidas. Son, básicamente, un parque urbano con algunas escasas casas -y un pequeño aeropuerto regional en uno de los extremos-. Ofrecen fantásticas posibilidades para hacer picnic o dar un pequeño paseo en un entorno verde y relajado.
Los barrios de Toronto
Toronto no es una ciudad que brille por la amplitud de su patrimonio histórico, si bien si que hay algunos edificios representativos del pasado de la ciudad. El mercado de St Lawrence -en Downtown- es, posiblemente, el más interesante de ellos, aunque el pequeño castillo Casa Loma, al norte de la ciudad, el edificio del antiguo ayuntamiento y el renovado Distillery District, al este del Downtown, donde las antiguas licorerías se han convertido hoy en restaurantes y cafés de moda entre calles adoquinadas.
A partir de ahí, lo que nos depara Toronto son paseos interminables por los barrios de las diferentes comunidades. Sin salir del Downtown, en la zona del cruce de Spadina y College, Chinatown ofrece la cara más aparente de Asia. Junto a él, el pequeño reducto hippy, alternativo y con un cierto toque latino de Kensington Market. Al oeste de Yonge, podemos pasear por barrios como Little Italy, Korea Town o Little Portugal o entre las comunidades polaca, lituana o ucraniana al oeste de Bloor. Por su parte, si nos vamos hacia el este podremos encontrarnos con Greektown o el barrio indio.
Prácticamente todas las grandes comunidades extranjeras establecidas en Toronto han adoptado su pequeño barrio, con sus tiendas y restaurantes locales. Quizá la única excepción sea la de los irlandeses que, dado el tamaño y la gran influencia de su comunidad, han marcado el carácter de toda la ciudad, como puede verse en el gran desfile de San Patricio que organizan cada año.
Acercarse a cualquiera de estos barrios supone adentrarse en una pequeña comunidad donde lo más normal del mundo es encontrarnos con personas que, aun absolutamente integrados en Canadá y en la vida de Toronto, utilizan habitualmente su lengua, mantienen su cultura, compran los productos típicos de su comunidad y continúan disfrutando de su gastronomía. Es, también, una fantástica oportunidad para poder disfrutar de la variedad gastronómica, pudiendo elegir cada día entre decenas de opciones de todas las procedencias del mundo.
Toronto es quizá una ciudad pobre en monumentos, pero compensa este punto flaco con una importantísima vida cultural. Especialmente en verano, cuando el tiempo mejora y los eventos, desfiles, festivales, conciertos y cine al aire libre toman la ciudad y ofrecen cada día cientos de posibilidades de disfrutar de la ciudad.
Toronto es, en definitiva, una ciudad que puede resultar pobre en monumentos pero extremadamente rica en vida. Un cruce de caminos y culturas que enriquece a quien lo vive y conoce.