El PATH no es tanto un atractivo turístico como una curiosidad de la vida de la ciudad. Se trata de una red de galerías subterráneas que comunica los principales lugares del Downtown, con accesos directos a edificios de oficinas, transportes y que cuenta con numerosas tiendas y zonas de restauración.
El PATH está pensado para los meses de invierno, cuando hace demasiado frío en la superficie, y tiene como objetivo que las personas que trabajan en los edificios de oficinas del centro no tengan que salir a la calle para conectar con el transporte público, comer, ir de compras o hacer gestiones.
Toda la red del PATH supone 28 kilómetros de pasillos subterráneos y la orientación no es fácil para quien no está familiarizado con las referencias de los mismos. Un paseo por él es una curiosidad añadida a la visita del centro de Toronto, aunque hay que tener en cuenta que a partir de cierta hora de la tarde, cuando las oficinas dejan de tener actividad, queda bastante muerto.
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